11 de febrero de 2011

Decisión

    Hoy he alcanzado una relajación inimaginable y sufrido la experiencia más hermosa de mi larga vida.
    Me he desunido del cuerpo y he viajado al horizonte, donde el cielo se junta con la tierra. He conversado con los árboles y nadado en el desierto bajo el ardiente yugo del sol. He saboreado el olor de la montaña, danzado en el fondo del mar junto a innombrables criaturas y conversado con antiguos dioses olvidados. He hablado con Zaratustra y vislumbrado las sombras de la caverna. He vagado por el vasto universo y me he zambullido en el mar de las ilusiones. He inspirado a Dalí y sido la prosa de Goethe. Me he convertido en el placer, en los sueños, en las emociones; he sido todo y nada al mismo tiempo.
    Y entonces, todo eso se fue. Desapareció a la velocidad de un impulso eléctrico. Se desvaneció como un mero recuerdo; volví a mi cuerpo y con él al mundo terrenal.
    No sé si ocurrió de verdad. No podría asegurar si fue producto de mi perturbada mente o si estoy atrapado en esta jaula llamada realidad. Pero no puedo soportarlo más. Cada instante que pasa desde aquél momento es como una eternidad. El tiempo avanza a pasos ínfimos; cada hora que transcurre son días para mí. Deseo volver a la auténtica belleza lejos de éste enjambre de humanidad; allí donde los sueños no existen porque son la propia realidad, donde la música cobra forma y los olores se palpan. No puedo resistir.
    Por eso he decidido quitarme la vida. Deseo ser libre otra vez donde no existe el paso del tiempo. Necesito volver.

    Atentamente, Luos Eerf.

5 comentarios:

Víctor Ramírez dijo...

He escrito un par de comentarios hablando sobre Goethe en la montaña sabiendo que se muere, de los reflejos de lo que se nos escapa y en definitiva de la vida y lo que a veces nos parece ver tras ésta. Como no consigo expresarme bien, te dejo el reflejo de este fragmento, un poema de Juan Ramón Jiménez:

EL VIAJE DEFINITIVO

Y yo me iré. Y se quedarán los pájaros
cantando.
Y se quedará mi huerto con su verde árbol,
y con su pozo blanco.

Todas las tardes el cielo será azul y plácido,
y tocarán, como esta tarde están tocando,
las campanas del campanario.

Se morirán aquellos que me amaron
y el pueblo se hará nuevo cada año;
y lejos del bullicio distinto, sordo, raro
del domingo cerrado,
del coche de las cinco, de las siestas del baño,
en el rincón secreto de mi huerto florido y encalado,
mi espíritu de hoy errará, nostáljico...

Y yo me iré, y seré otro, sin hogar, sin árbol
verde, sin pozo blanco,
sin cielo azul y plácido...
Y se quedarán los pájaros cantando.

Amamos vivir en nuestro mundo (o bien tenemos un miedo irrefrenable a lo desconocido), sólo a unos pocos esa existencia se les hace insoportable. Supongo que ser nada/todo y volver a verte atado a lo que ya está hecho debe ser frustrante, al menos tanto como para quitarte la vida.

¿De dónde es la cita?

Pájaro-que-da-cuerda dijo...

Lous Eerf leido al revés es... :D

Spiderman dijo...

Muy guapo el texto! ke es? de donde lo has sacado??

; allí donde los sueños no existen porque son la propia realidad, donde la música cobra forma y los olores se palpan. No puedo resistir.

olores ke se palpan...tiene que ser increible!!

patri dijo...

deberias escribir mas...estas hecho un artista

Pájaro-que-da-cuerda dijo...

No sabeis cuanto me alegro de que os guste, muchas gracias por los comentarios

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No hoygans in da house, gracias

 
 
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