Morfeo
acecha entre las sombras, regurgitando entre dientes su sibilino canto sobre mi
ser. Sus arcanos vocablos acarician mis oídos y encienden la llama de mi subconsciente.
Enigmáticos recuerdos que no conozco acuden a mi mente en un absurdo e informe
baile, salpicando mi visión con parajes recónditos que no he visitado. Sus
largos y afilados dedos se deslizan sobre mi espalda y manejan mi cabeza como
la de un vulgar títere; abren y cierran mis párpados a su voluntad con
invisibles hilos haciéndome creer que la salvación es posible, que me mantendré
cuerdo y no seré gobernado por las locuras del mundo onírico. Demenciales
quimeras tiran de mí hacia insondables abismos; lujuriosos delirios se abrazan
a mí y me impiden moverme. No puedo resistir. El abismo del sinsentido me
rodea. Antiguas almas que nunca debieron de existir danzan a mi alrededor
celebrando mi llegada al reino sin tiempo. La espiral de vesania da comienzo a
su chiflado infinito. De fondo, oigo las victoriosas carcajadas del señor de mi
nuevo reino. Otro día más, Morfeo ha resultado triunfante sobre mí…
19 de agosto de 2015
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No hoygans in da house, gracias